Pocas actividades humanas han suscitado visiones tan diversas y contrastantes como el trabajo. En la tradición judeocristiana “el sudor de tu frente” paga una culpa originaria, pero también nos convierte en hacedores “a imagen y semejanza” de un Creador absoluto. Fuente de alienación y de autorrealización, según las condiciones en que se ejerza o según la filosofía que lo piense, el trabajo asume, sobre todo desde los albores de la modernidad, una amplia gama de virtudes potenciales: desarrollo personal, sociabilidad ampliada, fuente de progreso material, relación entre esfuerzos y reconocimientos, ideario de utopías y revoluciones. Por otro lado el trabajo ha sido la víctima del progreso, en cuanto actividad que aliena, embrutece y genera explotación entre unos y otros.

Hoy día el trabajo está en entredicho, tal vez como nunca antes. Entre la reingeniería organizacional, el impacto de las nuevas tecnologías, el fin del pleno empleo, la aceleración del cambio en las formas de producir y la pérdida de la fuerza integradora del trabajo, es muy difícil repensar el sentido del trabajo. Y también, su destino. ¿Son otros, hoy, los derroteros que dan sentido a la vida colectiva?

Duración Taller: 2 sesiones de 1.5 horas aproximadamente.